Cuando me quise hacer el moderno empece a tomar exámenes a libro abierto. El argumento era que los pibes no gastasen energia ni nervios en memorizar tonteras y se concentrasen en las ideas. Y el efecto fue exáctamente el opuesto al deseado: los buenos alumnos entraban en pánico ya que pensaban que el exámen sería muy complejo, y los malos se relajaban porque creían que no habia que estudiar ya que podrian traer todos los libros y apuntes.
He aquí la solucion: legalice el machete. Mis alumnos pueden venir al exámen con una hoja escrita de los dos lados con lo que se les cante (fórmulas, ejercicios, definiciones, poemas de Gustavo Adolfo Becquer, foto de Gilda, lo que sea, no me interesa), siempre y cuando entre en una sola hoja. Es más, permito que la hagan entre varios y la fotocopien, o que usen una de otro año. Mientras sea personal todo está permitido. Santo remedio, baja la neura, sugiere que el exámen sera inteligente (que no les voy a preguntar nada que puedan copiar directamente de la hojita), tranquilizando a los que trabajan duro y estresando a los vagos.
Ciertamente la hoja sirve para muy poco, el mensaje central es que es el proceso de preparar la hojita el que enseña y tranquiliza. Y ademas el límite físico los obliga a usar muy bien la memoria. ¿Qué? ¿La memoria? Si, la memoria. Estoy convencidisimo de que es fundamental aprender a usar inteligentemente la memorización. Pero ese es otro post. Los dejo con una bonita muestra de “arte econometrico” (tomado de la hojita de una brillante ex alumna). Chau.